Por Fernando Artunduaga (Lic. en Ed. Física – Director INSM-Unquillo – Docente y tutor a distancia)
En el Día Internacional de la Lengua de Señas, la UBP se suma a la celebración reconociendo la riqueza cultural y comunicativa de esta lengua, que abre caminos de inclusión y derriba barreras.

En una visita al Club de Sordos de la Organización Cordobesa de Sordos, me encontré rodeado de mesas redondas, manos ágiles, gestos veloces, cuerpos que hablaban en una danza llena de sentido. Yo, que soy oyente, me descubrí incapaz de comunicarme: en ese escenario el “discapacitado” era yo, el que habla y escucha, pero no entiende.
La lengua de señas, por mucho tiempo, quedó relegada al mundo íntimo de las personas sordas. Fue una forma de resistir, de encontrarse y de construir sentidos propios en familia, con amigos o en comunidad. De allí surgieron repertorios compartidos que fueron consolidando lenguas de señas locales. Porque no existe una única lengua de señas: al igual que los idiomas orales, son diversas.
Según la Federación Mundial de Sordos, estas lenguas son “idiomas viso-gestuales basados en el uso de las manos, ojos, cara, boca y cuerpo”, y constituyen la respuesta creativa de la comunidad sorda frente a la experiencia de la sordera profunda. Son, además, el idioma preferido por la mayoría de las personas sordas, porque les permite expresarse plenamente y desarrollar su potencial cognitivo, intelectual, emocional y social.
En Argentina, el reconocimiento fue tardío pero histórico: el 13 de abril de 2023 se aprobó la Ley Nacional N° 27.710, que reconoce a la Lengua de Señas Argentina (LSA) como lengua natural y originaria de la comunidad sorda, garantizando su derecho a comunicarse en su propio idioma.
En Córdoba, el Centro de Recursos Especializado en Sordera (CRESCOMAS) y la Organización Cordobesa de Sordos se destacan en la formación de intérpretes, la defensa de derechos y la promoción de la cultura sorda. Una cultura que, más allá de la discapacidad, se reconoce como minoría lingüística y cultural con identidad propia.
Aventurarse en el aprendizaje de esta lengua es también tender un puente: comunicarse con el cuerpo y desde el cuerpo, romper mitos y comprender que lo que aísla no es la LSA, sino la ausencia de lengua.
¿Qué hacemos desde la UBP?
Desde la Comisión de Inclusión acompañamos a nuestros estudiantes en su desarrollo, promoviendo acciones que garanticen igualdad de oportunidades. En este marco, nos sumamos a la conmemoración del Día Internacional de la Lengua de Señas, celebrando la diversidad comunicativa y reafirmando nuestro compromiso con una universidad cada vez más inclusiva.